jueves, 12 de marzo de 2009

LIMPIEZA DEL ACERO INOXIDABLE

LimpiezaEl agua de la lluvia es beneficiosa para la limpieza de los aceros inoxidables que tengan unos acabados exteriores grabados o en dirección vertical ya que facilita la caída del agua. Hay que evitar los intersticios y las “líneas” horizontales, siempre que sea posible, ya que se pueden acumular los contaminantes aéreos. Para mantener la bella apariencia del acero inoxidable austenítico, es suficiente una limpieza rutinaria con agua y jabón seguido de aclarado con agua y secado. La frecuencia de los lavados dependerá del lugar y de las condiciones de la exposición, además de las exigencias estéticas de cada edificio. Para limpiar el acero inoxidable no se deben emplear nunca los abrasivos de acero al carbono, como la lana de alambre, o materiales que contengan cloruros. Si hay que limpiar con abrasivos, se pueden usar limpiadores líquidos adecuados. Por otra parte, se debería consultar antes de usar limpiadores químicos. Conviene incluir en la especificación del diseño el régimen y proceso de limpieza apropiado.Evitar la corrosión galvánicaSi el acero inoxidable se utiliza con otros metales, hay que separar los metales diferentes mediante una barrera no metálica, por ejemplo, neopreno, para evitar la posibilidad de una corrosión galvánica. El acero inoxidable es más noble que el acero al carbono galvanizado, el cinc o el aluminio y, salvo que se separen, frente la lluvia o la humedad, el material menos noble se puede corroer. Allá donde la zona de acero inoxidable sea mayor que el material menos noble, como por ejemplo en un revestimiento/fijación, habrá una aceleración del grado de corrosión de la fijación, produciendo una suciedad corrosiva y una grave pérdida del área de la fijación. Con un revestimiento de acero inoxidable, se deberían usar fijaciones de acero inoxidable

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