lunes, 13 de abril de 2009

SIGUE CAIDA DEL NIQUEL

Una caída manejable
Publicado el 08-04-09
Reveladoras, por decir lo menos, resultaron las cifras correspondientes al comportamiento del comercio exterior colombiano durante el mes de enero. El desempeño del intercambio de bienes y servicios con el resto del mundo era esperado ansiosamente por los expertos, debido al estallido de la crisis internacional. Si bien todos esperaban una caída, lo importante era tanto la magnitud de la contracción, como la evolución de diversos mercados. No hay que olvidar, por ejemplo, que el Banco de la República estima que el descenso de las exportaciones será cercano al 25 por ciento en el 2009 y que el saldo en la balanza comercial pasará del negro al rojo.Así las cosas, el resultado fue malo, pero no alarmante. Aunque según el Dane la reducción fue del 13,2 por ciento, hubo elementos que ayudaron a mitigar el desplome. Tal fue el caso de las ventas de petróleo cuya cotización internacional pasó de más de 100 dólares por barril a cerca de 40 entre un año y otro. Sin embargo, en el mismo lapso la producción interna creció notablemente, con lo cual los despachos en toneladas aumentaron 32 por ciento. Dicho lo anterior, eso no evitó que las exportaciones de crudo y sus derivados pasaran de 869 a 502 millones de dólares. Como consecuencia de ello, y por primera vez en la historia del país, el carbón ocupó el primer lugar en las estadísticas, con entregas por 610 millones de dólares. También fue aceptable el comportamiento del café, más afectado por la baja de la cosecha interna a raíz del fuerte invierno, que por el descenso de los precios internacionales. Debido a ese factor, las ventas del grano descendieron 12,7 por ciento, hasta 169 millones de dólares. En cambio el ferroníquel anda de capa caída con exportaciones de casi una tercera parte de las registradas en enero del 2008, ante los problemas que enfrentan las principales siderúrgicas, golpeadas por la contracción de la demanda mundial de acero inoxidable. No deja de resultar irónico que, hace un año, Cerro Matoso tuviera que suspender su producción durante más de dos meses debido a una absurda huelga en pleno auge de cotizaciones y ahora, operando normalmente, encuentre condiciones de mercado radicalmente diferentes.Por su parte, en el ramo de las exportaciones no tradicionales, también hay luces y sombras. Si bien estas retrocedieron 13 por ciento, hasta 2.461 millones de dólares, es notable que en ciertos destinos hubiera una dinámica positiva a pesar del difícil entorno. Tal fue el caso de Perú y Ecuador con incrementos modestos de 4,5 y 1,5 por ciento respectivamente, para no hablar de los Países Bajos en donde el alza fue de 267 por ciento. Además, es destacable que las confecciones lograran subir sus ventas en 10,7 por ciento, a pesar del desplome de los envíos a Estados Unidos y Venezuela. Por otro lado, hay que resaltar que en los mercados diferentes a Sur América, la Unión Europea, Estados Unidos y los grandes de Asia, se presentó un incremento de 25 por ciento en la facturación de productos colombianos.En contraste, es claro que hay bienes muy golpeados por la coyuntura. Tal es el caso de los plásticos, el hierro y el acero, las flores y los automóviles. Para cada uno hay explicaciones que se enmarcan dentro de la baja en el consumo para categorías específicas, en las más diversas latitudes. Basta observar las angustias de las fábricas japonesas de vehículos o de las industrias de electrodomésticos en Corea del Sur, para darse cuenta de que el huracán es fuerte y se siente en todas partes.Pero más allá de esa realidad, cabe preguntarse si en Colombia la contracción observada es soportable. Por ahora, la respuesta es afirmativa, pues si bien el país pasó de tener un superávit de 95 millones de dólares a un déficit de 166 millones entre un enero y otro, la cifra está dentro de los presupuestos hechos. Además, si las exportaciones se traducen a pesos es indudable que la mayor tasa de cambio compensa la caída observada, aunque esa es una cuenta engañosa para ciertas actividades. Pero, en general, habrá que esperar a que el año evolucione antes de hacer juicios definitivos, si bien resulta alentador ver que los exportadores nacionales no se han quedado quietos y algunos han logrado lo que muchos anhelan: crecer en medio de la recesión.

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